La “interrupción de la verdad”

Francisco no deja de sorprendernos.

Ahora, en el Magisterio papal ya no se habla del aborto, sino de la “interrupción del embarazo“, cediendo (o más bien compartiendo) la manipulación del lenguaje que la ingeniería social masónica lleva años usando para cambiar la mentalidad de la sociedad sobre algunos temas, uno de ellos el aborto, pretendiendo normalizarlo.

Con este tipo de eufemismos, se cambia el lenguaje para cambiar la mentalidad, para acabar cambiando la realidad. Es el plan diabólico de no someterse a Dios, que lleva al hombre que se deja seducir por el Maligno a no obedecer las leyes de Dios y a pretender llamar mal al bien y bien al mal, verdad a la mentira y mentira a la verdad. Un aborto provocado es un asesinato del ser humano más indefenso, no es una interrupción de un embarazo, como si ésta se pudiese nuevamente reanudar. Como los centros donde estas atrocidades se realizan no son “clínicas” sino centros de muerte, pues una clínica sirve para curar, no para matar.

Recordemos a este respecto las palabras de Juan Pablo II en Evangelium Vitae, 58:

Hoy, sin embargo, la percepción de su gravedad se ha ido debilitando progresivamente en la conciencia de muchos. La aceptación del aborto en la mentalidad, en las costumbres y en la misma ley es señal evidente de una peligrosísima crisis del sentido moral, que es cada vez más incapaz de distinguir entre el bien y el mal, incluso cuando está en juego el derecho fundamental a la vida. Ante una situación tan grave, se requiere más que nunca el valor de mirar de frente a la verdad y de llamar a las cosas por su nombresin ceder a compromisos de conveniencia o a la tentación de autoengaño. A este propósito resuena categórico el reproche del Profeta: « ¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal!; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad » (Is 5, 20). Precisamente en el caso del aborto se percibe la difusión de una terminología ambigua, como la de « interrupción del embarazo », que tiende a ocultar su verdadera naturaleza y a atenuar su gravedad en la opinión pública. Quizás este mismo fenómeno lingüístico sea síntoma de un malestar de las conciencias. Pero ninguna palabra puede cambiar la realidad de las cosas: el aborto procurado es la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un ser humano en la fase inicial de su existencia, que va de la concepción al nacimiento.

Pareciera que Juan Pablo II estuviese llamando ambiguo a Francisco, entre otras cosas (vamos, que sería de los que apoyaría las dubia o directamente le diría a Francisco que retirase Amoris Laetitia y unas cuantas cosas más que contradicen el magisterio de Juan Pablo II, el anterior, y hasta la Sagrada Escritura). Y no digamos ya lo que le parece decir el profeta Isaías.

Claro, que si además de cambiar el lenguaje en el magisterio pontificio, para asumir el lenguaje del mundo, o más bien de lo peorcito del mundo, es decir, de los enemigos del evangelio y de la vida,… si además invitamos a esos mismos enemigos del evangelio y de la vida al Vaticano, para que discurseen con tranquilidad y pontifiquen desde el corazón de la cristiandad, el círculo queda cerrado: pues eso es lo que está ocurriendo, con los mayores abortistas y líderes de asociaciones masónicas invitados al Vaticano y elogiados por Francisco.

No caeremos en la tentación de usar los “eufemismos” con que Lutero llamaba al Papa (pero a buen seguro que recordarnos algunos de ellos), por más que ahora desde el Vaticano al “hereje” se le llame “testigo del evangelio“.

Quizá es que ya no haya herejías ni testigos del evangelio, ni aborto ni males morales intrínsecamente perversos… Tal vez sea que se haya interrumpido la verdad y todo ya dé igual… Al menos, el “magisterio” de Francisco da esa impresión. La pregunta es, ¿cuándo y quién va a “reanudar” la verdad interrumpida voluntariamente por Francisco? ¿O no queda más que esperar el regreso del mismo Hijo de Dios, el que dijo: Yo soy la Verdad, y que también dijo aquello de: cuando regrese el Hijo del hombre, encontrará la fe en la tierra?

Bonifacio Gómez de Castilla

Bonifacio Gómez de Castilla

Sacerdote español misionero en Centro-Europa y otros países, con humor para reírse de sí mismo y celo por todas las almas.

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Un comentario en “La “interrupción de la verdad”

  1. Orar orar orar y orar y esperar solo en Dios . El tiene la última palabra. El Papa Francisco no es eterno ya sabemos históricamente en nuestra Iglesia que Dios siempre actua ante lo que amenace a su Esposa los Iglesia El tiene su tiempo . Lo que falta es Confianza en las Palabra de Dios.
    Las palabras UD lo ha dicho Padre Bonifacio no cambian nada . Son los hechos. Y si hasta hoy nadie ha HECHO nada en el Vaticano para quitar al Papa. Entonces Dios no lo ha permitido. El tiempo es de Dios. Solo queda ORAR ORAR Y ORAR si El Papa Francisclo está cambiando El Evangelio. La Palabra.de Dios.Dios mismo se va a encargar de que termine su pontificado cómo? Solo El lo sabe.

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