Una nueva entrega de la apasionante historia del Templo del Tibidabo de Barcelona como homenaje a San Juan Bosco.
I) El Templo crece
En 1912 se estableció definitivamente una Comunidad de Padres Salesianos junto al Templo. Hasta entonces los encargados de las obras y del culto iban y venían desde las Escuelas Profesionales de Sarriá. En los últimos años un Padre Salesiano ocupó una habitación en el edificio de lo que hoy es apeadero del funicular. 
También en este año, al celebrarse el XVI centenario de la aparición de la Cruz de Constantino, se colocó sobre el Tibidabo una gran cruz de veinte metros de altura, iluminada por 2.500 bombillas. En 1914 se pusieron los cimientos del Templo y a los dos años se había levantado varias columnas. El Padre Vicente Schiralli, Rector del Templo, fue recibido en audiencia por S. S. Benedicto XV en 1919, y el Papa, al conocer la historia del Tibidabo, exclamó: ¡Oh, el Tibidabo, el Tibidabo de los sacrificios, la joya de España!»
J) Una fortaleza religiosa
El exterior de la cripta aparece como una fortaleza religiosa. Precisamente en la piedra clave de la puerta central del templo superior se puede ver la figura de san Miguel. El pecado es el peor enemigo del hombre, y Miguel, venciendo al instigador del pecado, viene a decirnos a la entrada del templo: «el culto al Corazón de Cristo ha de ser victoria y reparación del pecado».
En el interior de la cripta está la Capilla de la Adoración donde Jesús Sacramentado está constantemente expuesto. El culto a la Eucaristía era el deseo de don Bosco en un gran templo donde se facilitase la participación en los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía a cuantos peregrinasen a esta cumbre. Esta capilla de la Adoración es el corazón de todo el santuario, es la expresión de su mayor riqueza espiritual: sagrario de la Eucaristía y custodia permanentemente expuesta a la adoración y plegaria de los adoradores comprometidos y de los visitantes que deseen acompañarles. Si bien las celebraciones más concurridas se tienen en la cripta y en la basílica, es aquí ciertamente donde la Eucaristía recibe un culto constante en medio de luces, flores, cantos y plegarias por parte de adoradores que a diversas horas del día y de la noche templan sus ánimos ante el Amor de los amores.
La Eucaristía es el principal de los sacramentos, compendio de las maravillas del Dios-con-nosotros. Los devotos que se reúnen en el Tibidabo desean reparar las ofensas al amor de Cristo uniéndose a su sacrificio al Padre, sacrificio siempre presente en el Sacramento de su amor.
K) Culminación del Templo
Aunque la cripta se inauguró el 17 de junio de 1911, completarla interior y exteriormente costó varios años de trabajos que se simultanearon con la construcción del templo superior. En mayo de 1922 empiezan a dibujarse los arcos de las tres entradas y la piedra clave de la central, con el San Miguel de Eusebio Arnau. El Padre Rector, Rvdo. Don Ernesto Miglietti, durante los años 33 y 34 acumuló todos los materiales necesarios para levantar los recios muros del Templo y una vez estuvo todo preparado, en menos de un año se levantaron airosos hasta la altura a que debían llegar para cubrir la obra, y así estuvieron hasta el año 1952, en que tras la restauración de los destrozos ocasionados por las patrullas rojas, se prosiguió y cubrió.
El 19 de noviembre de 1934 se colocó en la fachada del templo la gran estatua de San Juan Bosco. Se calculan en 14.000 las personas que el 3 de febrero del año siguiente acudieron a presenciar la bendición de la colosal estatua del Sagrado Corazón, fundida en bronce, con 7,50 metros de altura y 5.000 kilogramos de peso. Eran días aciagos para España y la multitud intuyó la honda significación de aquel acto memorable.
El Obispo doctor Irurita que la bendijo, había de ser uno de los primeros mártires de la Persecución de la Iglesia. El 3 de febrero de 1935 se bendecían, ante una apretada multitud, dos estatuas: la del Sagrado Corazón destinada al punto más alto del templo y colocada provisionalmente en el centro de su terraza delantera, y la de San Juan Bosco, profeta de este templo.
L) La profanación
Llegó para España la hora de la prueba: julio de 1936. Cuando ya habían ardido casi todas las iglesias de Barcelona, el día 25, le tocó el turno a nuestro Templo.
En julio de 1936 la cripta y la residencia de la Escolanía sufrían por parte de los impíos, una destrucción casi total en su interior, además de los graves daños causados en el mosaico del tímpano, en las cabezas de varias estatuas y de la destrucción total de la gigantesca estatua del Sagrado Corazón, en bronce.
El día 20 de julio, a las tres de la tarde, una tromba de milicianos, ascendía por la montaña, en verdaderas oleadas. Las milicias populares fueron acumulando objetos sacros en la explanada frente al templo y alimentaron con ellos una gran hoguera. Hachas, martillos y barras de hierro servían a los miembros más activos para destrozar dentro del templo los altares de mármol y los bajorrelieves. Se vistieron algunos con las ropas litúrgicas y acompañaban el destrozo con danzas obscenas o carnavalescas. Entre tanto, como dando un sentido siniestro a toda la escena, no pocos se complacían en disparar contra la estatua de bronce del Sagrado Corazón. Los salesianos ocultos en el bosque oían las descargas y luego comprobaron los efectos.
Así describe el historiador Mons. Montero en su libro el asalto al Templo del Tibidabo durante los dos primeros días de la revolución:
«Después de campar a placer por el recinto sacro, sus capillas y hornacinas, la sacristía, el colegio salesiano anejo y todos los aledaños del inmueble, arrojaron por las ventanas cuantos objetos les venían en gana. El suelo del santuario quedó lleno de escombros. Eso no obstante, al cesar los desaguisados del 20 de julio, fijaron sus artífices a las puertas de la cripta este cartel: «El Comité Revolucionario ha requisado este lugar, y no habiendo armas y en atención a los niños que aquí viven, manda que sea respetado por todos los compañeros». No fueron los milicianos sino los salesianos quienes pusieron a salvo las vidas de los cuarenta niños a ellos confiados. Dos salesianos, días más tarde daban su vida por Dios, vilmente asesinados. Las obras quedaron a merced de las turbas durante los tres años. Los diversos edificios sirvieron para depósitos de municiones. El 26 de enero de 1939 el terror había terminado. A los pocos días dos Padres Salesianos se hicieron cargo del Templo. La evacuación del material de guerra allí acumulado, en terrible y gigantesco polvorín, efectuada en camiones, no terminó hasta el 14 de abril.
M) Empezar de nuevo
El 25 de julio de 1939, en solemne e imponente Vía Crucis de desagravio, cerca de 8.000 personas, partiendo de la Plaza de Sarriá de Barcelona, subieron a pie la montaña, llevando en hombros una gigantesca cruz de madera de nueve metros de altura, con verdadero espíritu de penitencia, en expiación de los sacrilegios, profanaciones y ateísmo de la dominación roja. La monumental cruz fue colocada en el lugar donde antes estaba la estatua.
El 27 de octubre del mismo año llegaron los primeros 21 niños de la nueva Escolanía. Con la visita de los Padres Pedro Berruti y Renato Ziggliotti del Consejo Generalicio Salesiano, comenzaron las obras de restauración en 1940; en 1941 se pudo iniciar la escalinata derecha que da acceso a la terraza y colocar la nueva estatua del Sagrado Corazón en la Cripta, el mosaico del ábside del altar mayor, el comulgatorio y varios altares. La Acción Católica Barcelonesa celebró una magna concentración con más de 10.000 asistentes.
Desde 1942 se prosiguió rápidamente la labor de reconstrucción, que pudo darse por terminada en febrero de 1952 con la bendición del segundo campanario y el vía crucis de la Cripta por el doctor Modrego, Obispo de Barcelona. En este decenio debemos destacar la bendición, en el año 1946, de la nueva campana, fundida con el bronce aprovechable de la parte inferior de la antigua estatua del Sagrado Corazón, que los rojos no pudieron arrancar del pedestal.
N) El Templo de la Eucaristía
El 1952 es el año del XXXV Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona: se trabaja febrilmente para cubrir el Templo.
La tarea es ingente, pero el entusiasmo de todos los españoles, y de los encargados de las obras, técnicos y obreros, consigue este objetivo largamente acariciado. Fueron muchas toneladas de hierro y cemento las que se colocaron hasta terminar la base de la torre central.
El 25 de Mayo el Prelado de la diócesis, doctor Modrego, bendice el Templo ya cubierto. Asisten las autoridades, varios señores Obispos y muchos fieles. El altar mayor es ofrendado por la Asociación de Antiguos Alumnos Salesianos de toda España.
El 27 de este mes se celebró en el Templo el primer acto oficial del Congreso: una solemne Vigilia Nocturna Eucarística a cargo de la Adoración Nacional Española, con representación de otras naciones. Asistieron unas 10.000 personas. Durante los cinco días del Congreso, el Tibidabo fue una de las metas preferidas. Por él desfilaron cerca de 200.000 personas.
Siguieron los trabajos de construir las torres laterales y acabar la central, sobre la que se colocó la gran imagen en bronce el 10 de octubre de 1961. Y el 29 del mismo mes, el Papa Juan XXIII por medio de ondas de radio movía el relé de encendido de la iluminación exterior del templo, con que se iniciaba el Primer Congreso Internacional del Sagrado Corazón de Jesús, realizado en Barcelona al cumplirse los 75 años de la entrega de la cumbre del Tibidabo a San Juan Bosco. Después se levantó la última torre lateral que, con los doce apóstoles alrededor de la gran terraza, completaba la simetría del templo como base cuadrada de la gigantesca estatua.
(Continuará)
Texto exportado con el expreso permiso de la web oficial del Templo del Tibidabo.
