Homilía primer domingo de Cuaresma-C

El padre Joan Manel escribe semanalmente la homilía desde una diócesis de Barcelona, en España,  donde ejerce su ministerio. Este domingo en nuestro país, se celebra la campaña extraordinaria de Manos Unidas, que, como cada año y al empezar el tiempo fuerte de cuaresma en el que el ayuno y la limosna nos interpela de un modo especialmente más directo, con motivo de prepararnos para vivir el tiempo de la Semana Santa y de la Pascua. En cada diócesis se nos propone un tipo de ayuda a nosotros, los feligreses de cada una de las parroquias. Veréis que el padre nos habla del proyecto concreto de la diócesis a la que él pertenece y donde ejerce.  Bien puede servir de ejemplo para cualquiera de los proyectos de ayuda de las distintas diócesis de España.

Lectura del libro del Deuteronomio (26,4-10):

Dijo Moisés al pueblo: «El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios. Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios: “Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas. Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos. Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado.” Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.»

Salmo 90,1-2.10-11.12-13.14-15

R/.Está conmigo, Señor, en la tribulación

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.» R/.

No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos. R/.

Te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones. R/.

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré.» R/.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10,8-13):

La Escritura dice: «La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón.» Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.»
Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,1-13):

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.»
Jesús le contestó: «Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre”.»
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.»
Jesús le contestó: «Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”.»
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”.»
Jesús le contestó: «Está mandado: “No tentarás al Señor, tu Dios”.»
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

 

Pensamientos para la homilía:

  1. El domingo pasado, con motivo de la pesca milagrosa, y el hecho que Pedro y los suyos pescaban de noche, veíamos la terrible noche oscura de los santos. Veíamos que a nosotros también nos toca “pescar hombres” en la noche oscura del mundo y en la noche del alma.

 

Veíamos el testimonio impresionante de la Beata Madre Teresa de Calcuta, que se llamaba a sí misma “una santa en la oscuridad”, y que llegaba a decir: “Dios no me quiere”, “Dios no existe”, “El alma no existe”, “con mi sonrisa consigo engañar hasta a mis hermanas”, “soy una  santa en la oscuridad”.

Pues hoy, en el Salmo, Dios nos ha dado una Palabra de aliento, y de gran consuelo, en medio de nuestras noches oscuras:

«Se puso junto a mí: lo libraré; 
lo protegeré porque conoce mi nombre, 
me invocará y lo escucharé. 
Con él estaré en la tribulación, 
lo defenderé, lo glorificaré.» 

Dios está junto a nosotros en la tribulación, aunque no lo parezca.

El mismo Jesús experimentó la aparente ausencia del Padre, en la Cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

  1. Dios, y sus ángeles, también están con nosotros en la tentación.

Hoy vemos a Jesús tentado en el desierto, antes de empezar su ministerio público.

Jesús es tentado, como lo somos nosotros, y así nos enseña a vencer la tentación.

Nunca permite Dios que seamos tentados más de lo que podemos.

Con la tentación viene el auxilio para superarla.

San Agustín, pasó una juventud disoluta, esclavo de las bajas pasiones. Ya convertido, explica en el Libro de las Confesiones, que le venía el “terror de las tentaciones”, y que había una Palabra de Dios que le era fuente de gran consuelo y fortaleza: “Dios, que es fiel, no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas; antes bien, os dará al mismo tiempo que la tentación, los medios para resistir (1 Cor 10,13).

  1. 3. Hoy es el Domingo de Manos Unidas, campaña contra el hambre.

El domingo pasado también considerábamos la miseria en India, con motivo de nuestra reflexión sobre la Madre Teresa de Calcuta. Hoy tenemos una oportunidad de oro, para hacer algo para aliviar tanto sufrimiento y tanta miseria en aquel país.

Las Misioneras Hermanas de la Santa Cruz, Holy Cross Sisters, nos piden ayuda para financiar un proyecto humanitario en Chikmagalur, Karnataka (Sudoeste de la India). Calcuta queda muy lejos, al noreste del país.  India

El proyecto consiste básicamente en tratar de ayudar a equipar una unidad móvil de salud, para atender a personas de 10 poblaciones de cafetales muy marginadas y pobres.

Con la campaña anual contra el hambre, de Manos Unidas, recordamos que cada día mueren en nuestro mundo unas 100.000 personas de hambre y de miseria. Una tercera parte, aproximadamente, sería niños y niñas que todavía no han llegado a los 5 añitos de vida.

Nuestra tentación es la de pensar que no podemos hacer nada, y que no es mi problema.

Entre todos podemos hacer mucho. De hecho, cada año con la campaña contra el hambre, se recaudan, en toda España, unos 50 millones de euros, con los que se financian centenares de proyectos humanitarios en todo el mundo. Verlo en manosunidas.org

Acordaos lo que decíamos el domingo pasado: “Somos luz que atrae a las almas cuando, en medio de tanta inmoralidad (de tanta insolidaridad), damos un testimonio convincente de vida cristiana, de palabra y de obra.” Mans Unides

 

Que María Santísima, todos los santos y santas de Dios, nos ayuden a ser unos excelentes alumnos en la escuela del Amor más grande que es la Eucaristía.

Y así seamos luz para nuestro mundo. Un mundo que está sumergido en una terrible oscuridad, por su falta de fe, de esperanza y de amor. Pero un mundo que Dios tanto ama.

 

Que así sea.

 

Padre Joan Manel.

Padre Joan Manel

Sacerdote diocesano. Miembro del Movimiento Sacerdotal Mariano del P. Gobbi. Fiel devoto de la Virgen Santísima.

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