Homilía domingo III del tiempo ordinario -C

Semana de Oración por la Unión de los Cristianos, del 18 al 25 de enero.

 

Lectura del libro de Nehemías (8,2-4a.5-6.8-10):

En aquellos días, el sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón.

Era mediados del mes séptimo. En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley.

Esdras, el escriba, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo –pues se hallaba en un puesto elevado– y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «Amén, amén.» Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra. Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura.

Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: «Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis.» Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley. Y añadieron: «Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza.»

Salmo 18,8.9.10.15

R/. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. R/

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. R/.

La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R/.

Que te agraden las palabras de mi boca, y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón, Señor, roca mía, redentor mío. R/. 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,12-30):

Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.

Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

El cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo. Si el pie dijera: «No soy mano, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: «No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso. Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo.

El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os necesito.» Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan.

Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían. Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan.

Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,1-4; 4,14-21):

Excelentísimo Teófilo: Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.

Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó.

Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»

Pensamientos para la homilía:

  • 1. El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Cristiano viene de “Cristo”, y Cristo es el griego que traduce el hebreo “Mesías”. “Mesías”, significa “el Ungido”, el que tiene el Espíritu de Dios. Hermanos y hermanas, nosotros, los cristianos somos “los ungidos”,los que tenemos el Espíritu de Dios.Fuimos ungidos en el día de nuestro bautismo con el Santo Crisma. Un aceite bendecido y perfumado, con el que fue ungida nuestra cabeza. Es signo de nuestra dignidad de hijos e hijas de Dios.El bautizado es hijo o hija de Dios: sacerdote, profeta y rey.

 

  • 2. El cristiano es un luchador. Antes de la unción con el Santo Crisma fuimos ungidos con el Santo Oleo de los catecúmenos. Esta unción nos traslada a la época de los griegos y de los romanos, que en la lucha libre se untaban con aceite. Esto tenía un doble efecto: les hacía ágiles en lucha y, más interesante todavía, les hacía escurridizos del adversario. En la lucha libre, si estás untado con aceite por todo el cuerpo, el adversario te agarra, pero tú te escurres fácilmente. El niño o la niña que va a ser bautizado, estará expuesto a los engaños del maligno y tendrá que luchar contra el espíritu del mal, toda su vida. Ungido por el Espíritu Santo, será ágil en la lucha contra el mal. Y será escurridizo del adversario. Si alguna vez le atrapa, le agarra, se va a liberar fácilmente. Un cristiano, una cristiana, no es una presa fácil de tantos engaños en este mundo.

 

  • 3. El cristiano es un portador del Amor de Dios. El Espíritu con el que somos ungidos, hermanos y hermanas, es el Amorde Dios derramado en nuestros corazones, el día de nuestro bautismo. Cuando la gente nos ve a los cristianos, tendría que poder decir, como decían en los primeros siglos: “Mira, allí va el Amor de Dios”. Pero, lamentablemente, hoy no lo pueden decir de los cristianos porque andamos muy divididos. Por ello es tan importante la oración por la Unión de los Cristianos que estamos celebrando durante toda esta semana, en todo el mundo. “Padre, que todos sean Uno, como Tú y yo somos Uno, para que el mundo crea”. Es la oración de Jesús al Padre. ¿Qué es lo más efectivo para conseguir la conversión del mundo entero? Orar y ofrecer sacrificios por la Unión de los Cristianos, para que el mundo crea, espere y Ame. Y amando se salve. Recordamos lo que nos ha dicho san Pablo en la segunda lectura: Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan. Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.unitat2

Comparto con vosotros un testimonio impresionante de un pastor protestante, de la Iglesia Presbiteriana, en Corea del Norte. Todos sufrimos con él: Cristiano condenado a cadena perpetua forzado a cavar 8 horas diarias en Corea del Norte Hyeon Soo Lim es un pastor protestante canadiense de ascendencia surcoreana.

Hace dos décadas realiza trabajos humanitarios en Corea del Norte. Sin embargo desde diciembre purga ahí cadena perpetua haciendo trabajos forzados por el delito de “acciones contra el Estado”. Soo Lim, responsable de la Korean Presbyterian Church (Iglesia Presbiteriana de Corea), fue condenado en diciembre del año pasado por el Supremo Tribunal de Corea del Norte. Según informó Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) en Portugal, es forzado a cavar en un huerto durante ocho horas al día. Está preso desde enero de 2015 cuando viajó a Corea del Norte para ejercer su labor humanitaria.

Antes de ser detenido, había realizado cientos de visitas donde promovió la construcción de un orfanato y asilos. Soo Lim fue condenado a cadena perpetua luego de “confesar” su “crimen”. En julio del 2015 admitió haber participado en una campaña “subversiva contra ese país” buscando “derrumbar el gobierno” y crear un “estado religioso” en Corea del Norte.

Este cristiano de 60 años tampoco puede conversar con los demás detenidos en la prisión. Incluso le negaron a darle una biblia como solicitó. Ahora Soo Lim, que es identificado con el número “036”, tiene problemas de salud como la presión arterial alta, según informan miembros de su iglesia en Canadá que además dijeron estar preocupados por sus condiciones de vida. Al momento de su detención, los familiares del pastor no sabían nada sobre las condiciones en las que se hallaba y divulgaron un comunicado donde se refirieron al empeño de Hyeon a lo largo de estos años“para mejorar” las condiciones de vida del “pueblo coreano”.

 

  • 4. Hay dos unciones más en la vida del cristiano: la Confirmación y la Santa Unción de los Enfermos. Con la unción de la Confirmación nos hacemos valientes testigos de nuestra Fe en nuestro mundo, como Hyeon Soo Lim. Y con la Unción de los Enfermos recibimos, de manera muy especial, la fortaleza para unirnos a la Cruz de Cristo, para ayudar a salvar a nuestro mundo, tan perdido, pero que Dios tanto ama. Lo dice San Pablo, en Col 1,24: “Yo sufro en mi carne lo que falta a los sufri- mientos de Cristo, para el bien de su Cuerpo, que es la Iglesia”.

 

En la Eucaristía que nos disponemos a celebrar, venimos a aprender a Amar como Jesús: hasta el extremo de sufrir por el hermano para que se salve y nos acompañe a las fiestas de las alegrías eternas en el Cielo.

Que María Santísima, la valiente y generosa co-Redentora, al pie de la cruz del Redentor, todos los santos y santas de Dios, mártires de Cristo, y todos los ángeles del cielo nos ayude a ser excelentes alumnos en la Escuela del Amor más grande. Y así lleguemos al cielo, pero no solitos sino cada uno de nosotros con un millón de amigos.

Recordemos que estamos superungidos, con el Espíritu de Dios, para ser felices en este mundo y por toda la eternidad. Y no olvidemos lo que nos ha dicho el Profeta Nehemías en la primera lectura: “No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza.”

 

Padre Joan Manel+

Nota: Algunas iglesias protestantes apoyan la ideología de género, incluido el “derecho al aborto”. Pero hay que aplicar lo que dice San Pablo: “Tomar lo bueno y dejar lo no tan bueno”. Siempre es más lo que nos une que lo que nos separa, “sin diluir la verdad que solo se encierra en su plenitud, en la Iglesia Católica”, en palabras del Concilio Vaticano II, y recordadas por Benedicto XVI.

 

 

Padre Joan Manel

Sacerdote diocesano. Miembro del Movimiento Sacerdotal Mariano del P. Gobbi. Fiel devoto de la Virgen Santísima.

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