17 de de febrero de, 2017 (LSN) – 93 años de edad, Gregory Baum, un famoso ex-sacerdote católico, en su último libro reveló un secreto, llevó una vida homosexual activa durante décadas.
Baum, que era un perito o experto en el Concilio Vaticano II, según los informes, compuso el primer borrador del documento conciliar Nostra Aetate, la Declaración sobre la relación de la Iglesia con las religiones no cristianas. Baum defendió la eliminación en los textos sobre los esfuerzos de la Iglesia de alentar a los judios de reconocer a Cristo como el Mesías y desde entonces ha impulsado la justicia social y la teología de la liberación.
El influyente clérigo revela cándidamente en el aceite tiene no se ejecutará en seco: La historia de mi Camino Teológico . “Yo no profesé mi propia homosexualidad en público, ya que este acto de honestidad habría reducido mi influencia como teólogo crítico” “Tenía ganas de ser escuchado como un teólogo que confiaba en Dios como Salvator mundi y comprometido con la justicia social, la teología de la liberación, y la solidaridad global “.
Baum también fue influyente en la Iglesia Católica en Canadá a pesar de sus posiciones abiertamente heréticas sobre la sexualidad, que publicó en varias revistas. Su disidencia pública en relación a la declaración de la Iglesia en 1968 que mantiene la prohibición de la anticoncepción – Humanae Vitae – jugó un papel decisivo en la propia disidencia de los obispos canadienses contra la encíclica de Pablo VI. A medida que el experto más destacado de la disidencia de los obispos canadienses, monseñor Vicente Foy ha escrito, “Si no hubiera sido por la sombra negra de Baum sobre Winnipeg, su influencia sobre algunos obispos, el establishment teológico canadiense y los grupos de presión, la declaración de Winnipeg de los obispos canadienses sobre la Humanae Vitae no habrían rehusado a apoyar las enseñanza de la encíclica como lo hicieron”.
En su nuevo libro, Baum escribe: “Yo tenía 40 años cuando tuve mi primer encuentro sexual con un hombre. Me encontré con él en un restaurante en Londres.Esto fue emocionante y al mismo tiempo decepcionante, porque sabía que era el amor y lo que realmente quería era compartir mi vida con una pareja “.
Dice que consideró renunciar al sacerdocio, pero no siguió adelante por evitar la formalidad, en lugar elegió anunciarlo en el periódico nacional. Más tarde se casó con una ex monja divorciada que dice “no importa que, cuando nos mudamos a Montreal en 1986, me encontré con Normand, un ex sacerdote, con la que me enamoré.” Normand, explica, “es homosexual y dio la bienvenida a mi abrazo sexual “.
El Dr. Michael Higgins, el vicepresidente de la misión , identidad católica de la Universidad del Sagrado Corazón en Fairfield, Connecticut, en un homenaje a Baum publicado en Commonweal en 2011 tomó nota de su papel clave durante el Concilio Vaticano II. “El concilio fue la realización de Gregory Baum,” escribió. “Se desempeñó en varios puestos en las comisiones encargadas de la elaboración de documentos. … Comenzando su trabajo en noviembre de 1960, concluyó éste con la finalización del concilio en diciembre de 1965, un aprendizaje que culminó en su escrito el primer borrador de Nostra aetate “.
Destacado sacerdtote católico de Toronto, y ahora consultor del Vaticano, el padre Thomas Rosica, organizó una polémica aparición por Baum en el Centro Católico Newman de la Universidad de Toronto en 1996 y en 2012 lo convirtió en un invitado especial en su canal de televisión canadiense Católica de Salt and Light Television .
P. Rosica, durante la entrevista aduladora con Baum, manifestó haber conocido a Baum durante mucho tiempo. “Ciertamente he admirado muchísimo su teología, sus escritos, pero también su amor a la Iglesia, su amor de Cristo, y que ayudó a mantener vivo no sólo el espíritu del Concilio Vaticano II, sino también la enseñanza auténtica del Concilio, ” dijo el P. Rosica sobre Baum.
“Usted sigue siendo un fiel, devoto y profundamente Católico, ama a Jesús, la Iglesia, la Eucaristía”, agregó.
Monseñor Foy, por otro lado, manifestó sobreBaum de haber “hecho más que cualquier persona para dañar a la Iglesia en Canadá.”
John-Enry Western
